El siguiente texto es sacado de un diario encontrado en una playa del estado Aragua, con muchas hojas arrancadas.
Enero 2010
“Hay muchos yo, hay tantos yo como personas que me conocen”.
Era la estrella del barrio, el más famoso de la cuadra, no había fiesta a la que no me invitaran ni casa donde no tuviera las puertas abiertas. Salía en los periódicos, era la esperanza de los olímpicos. En la piscina no había quien me ganara, era “el joven revelación”, era la propuesta, era el hombre del momento. Un buen partido, un buen bailarín y un codiciado amante.
Hasta aquella nefasta noche donde todo cambió. Aquella noche resulta tan confusa para mí que en mi memoria es como un sueño, no sé qué parte es real ni cuál es el mito. Y aunque todos han entendido la situación a la que fui forzado a actuar de tan reprobable manera ellos han cambiado. Siento la extraña mirada del panadero, las niñas a mi espalda susurran y se ríen, las viejas en el parque ya ni se tapan la boca para hablar mal de mí, incluso siento ironía en las cartas formales del condominio.
Hacemos juicios de valor todo el tiempo de todo el mundo, mientras caminamos en la calle segregamos a todo el mundo a nuestro paso. Y nos decimos este es un “choro” por como camina. Ella es sifrina por como huele ese perfume. Esta es una jipíe que no se baña por como tiene el pelo. Mira los zapatos de aquel, es un niño mimado. Si te muestran una foto de mí en un artículo en un periódico local cuyo enunciado me culpa de robar un banco, de inmediato desconfiarías de mí, aún si en realidad yo no he cometido ningún crimen y esa impresión del periódico era solo un error de transcripción. La identidad es algo frágil.
Luego me lesioné por los hechos de aquella noche y mi prestigio se fue en picada. Solo una palmada del entrenador y un abrazo del conserje de la piscina fue lo único que me quedo de las grandes aspiraciones de mi talento. Ya no puedo habitar en esta ciudad, todos me desprecian. Es difícil saber quiénes te admiran cuando estas en la cima pero de seguro puedes saber quiénes te desprecian cuando has caído. Un amigo me ha recomendado un paraíso un pueblo en la costa, el último vestigio de humanidad en este país. Me dirijo hacia allá.
El sol, el mar, la comida, la calidez de la gente no me equivoque, es un paraíso. Todos me han recibido con alegría, he alquilado una casa en el pueblo y todo vista tan bien. Me voy a dedicar a ser pescador a nadie parece importarle mi pasado soy de nuevo feliz.
Septiembre
Creo que tengo problemas, algo pasa no sé lo que es. Ya no me tratan como el primer día. ¿Se habrán enterado? Todos me miran con extrañez. Ahora se excusan cuando quiero visitarlos en sus casas. Creo que esta noche finalmente sucederá, me van a quemar. Temo por mi vida, tengo pesadillas del pueblo linchándome por mis pecados. Esta noche es la última.
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