martes, 19 de mayo de 2015

El Bardo: El efecto doppler de la experiencia

Simplificando mucho el efecto doppler se analiza cuando consideramos un observador que escucha el sonido de una fuente sonora, a medida que esta se acerca o se aleja su percepción de intensidad y forma varía. Cada experiencia es única e irrepetible, no hay dos segundos iguales y sin embargo tratamos de volver siempre a esa experiencia inicial. En la medida en que esa experiencia se aleja en el tiempo se decolora, pierde fuerza de impresión, y sin embargo parece que nos acercamos cuando nos sentimos envueltos en situaciones similares, podríamos decir que ese es el efecto doppler de la experiencia. 
Estoy de nuevo en la ciudad de Mérida, de nuevo en el bar “Las Cibeles”, entrar al bar es lo que ha tenido más sentido en este viaje, busco repetir agradables experiencias en él. Hace ya unos años que no volvía y una nota en la barra me recuerda el porqué busco darle concreción a este deseo de representarme en este momento de nuevo “Por el puro placer de volver es que uno se va”, pero todo es igual y es diferente, el bar es prácticamente el mismo, ha cambiado muy poco, y las situaciones que viví la vez pasada ya no existen, solo brillan en las sombras de mi recuerdo. 
La cerveza simula a la perfección ser la misma de hace años, ¿Cómo saberlo? Se imitan con mucha precisión. La misma espuma, fría y con ese sabor amargo embriagante, pero la memoria siempre confiesa que esto ya lo viví, pero busco recrearme, volver a sentir la experiencia de beber una cerveza fría en un bar en una ciudad ajena, con anónimos alrededor y sin un plan de contingencia, solo a la deriva. Y todo vuelve a ser nuevo, lo viejo será nuevo otra vez aunque los instantes no se repiten, las experiencias son únicas y solo nos quede re-escenificarlas en nuestro teatro íntimo para poder entenderlas. 
 Envuelto en ese pensamiento se filtraba la amena conversación de dos artesanos en el puesto de al lado en la barra, ya animado con el alcohol me intereso y me percato que estoy frente a un viajero, reconociéndome en él ya se gana mi simpatía. Veo la hora en el teléfono y me doy cuenta que si deseo agarrar el autobús a casa tendré que partir con celeridad, les invito una ronda a mis nuevos amigos pero para mi sorpresa estos no me quieren dejar ir así tan fácil. Con gran habilidad y simpatía Jaime intenta convencerme de quedarme unos días más en la ciudad, ante algunas excusas me ofrece su casa, dude en un principio, ya estaba determinado a irme pero ese deseo de volver a tener una experiencia nueva me abruma al no tener excusas solo me quedaba un sí.  
Nos tomamos un par de rondas más y decidimos empezar a movernos, Julio mi otro nuevo amigo había dejado su parche (lugar donde se coloca el trabajo para mostrar) bajo el cuidado de otro, fuimos rápidamente unas cuadras más arriba. Ahí nos encontramos con otro artesano pero de Rosario Argentina, este conversa con Jaime y le pide una chaqueta para la noche, le dice que lo siga hasta su casa, en un momento éramos una fila de hombres caminando en la ciudad. Hacemos una parada en la plaza Las Heroínas, ahí Julio apuesta con unos jóvenes en la plaza unos chicotes en un cara o sello, gana y pierde y en un triple o nada con todos los muchachos alrededor gana repartiendo con un gran sonido semejante castigo a todos ellos. Riéndonos mucho lo seguimos hasta su casa, todavía no llega la noche.  
Dejo mi bolso, el argentino se cuelga una chaqueta, y con maracas y una clave nos montamos en el transporte por cable que tiene esa zona, cantando y entonando para la noche. Le sugiero que toque De Música Ligera de Soda Stereo debido a su nacionalidad y por la ironía que tiene un argentino con un cuatro que es un instrumento típico de Venezuela tocando canciones del cono sur. También prueba un poco de Moliendo café de Hugo Blanco porque no sabe qué público diverso nos podemos encontrar. 
Conseguimos a unas chicas haciendo malabares en la plaza que se nos unen en nuestra campaña, compramos unas botellas de Canelita y comenzamos el show. Mucho bebimos y tocamos o tocamos y bebimos, otras personas se nos unieron en nuestra comparsa, y de un lugar que conocía experimentaba un momento nuevo, único con personas inéditas en mi vida, buscando un momento encontré otro que me deja deseos de volver de nuevo a repetir.