miércoles, 28 de noviembre de 2012

Castillos devastados de cosas no resueltas

Con el paso de mi crisis de los treinta hubo un replanteo de todos los aspectos de mi vida. Fue momento de una revisión de todos mis planes y proyectos. Algunos elementos en mi vida perdieron sentido y otros lo recuperaron. Hace más de diez años mi idea de ser un artista (y vivir de eso) era algo que tenía mucha fuerza. Con el tiempo por muchas razones filosóficas, económicas y espirituales esto dejo de tener sentido. Sin embargo el amor a la fotografía y a la academia se mantuvo intacto, de hecho creció.
En este momento la idea de ser artista o hacer arte carece de sentido para mi, lo que ahora van a ver no tiene pretensiones "artísticas" es simplemente un deseo de recolección arqueológica de mi cotidianidad, por un lado y por el otro la continuación de mi investigación de la mancha en el documento.
 Esto tiene dos lecturas sugeridas. Por un lado se encuentran las fotos que he recolectado, estas tienen la característica de ser un compendio de objetos que forman parte de la cultura y el espacio que me envuelven. Por otro lado estas imágenes son el punto de partida para una segunda fase, estas imágenes son transmitidas a un cartón Fabriano por medio de una fotocopia de la foto y papel carbón. ¿esto con que finalidad? Recientemente encontré un texto maravilloso de Yanez Tapiez un profesor de Chile que hablando sobre el ensayo fotográfico "Los Americanos" de Robert Frank acuño la frase "lo pornográfico de lo fotográfico". Cuando leí esto entendí mi obsesión por "manchar las fotografías", lo que intentaba era velar lo pornográfico de lo fotográfico. Mi problema está en que las fotografías muestran demasiado y no dejan espacio para la imaginación sobre el plano. Esto le quita posibilidades poéticas a la imagen.
Cuando transfiero las fotos al cartón lo hago con una técnica sencilla por medio de puntos y papel carbón para la transferencia. Como quien tuvo profesores excelentes y muy exigentes la transferencia va con detalle sobre las sombras y en lo posible con todos sus grises. La idea de este proceso aparentemente innecesario es generar ruido, o mejor dicho velar la imagen, crear un espacio para la proyección mental del otro. (más adelante me extenderé en este punto, bueno en todos en realidad)
A estas dos lecturas para complicar el asunto he realizado las transferencias en agrupaciones de dos imágenes por cartón. Una costumbre bastante útil al analizar las fotografías de un ensayo es colocarlas una al lado de la otra y entender la relación entre ellas. Este ejercicio permite entender el discurso debajo del discurso; más allá de la temática de un ensayo las fotos son autónomas y juegan entre ellas y cuando lo hacen otros discursos se despliegan. Ahí esta la tercera fase del proyecto (por no decir ejercicio contra mi locura) juntando las imágenes de a dos y colocando estas "tablas" una al lado de la otra, generando un juego de interpretación y discurso similar al creado por Cortazar en su libro "Rayuela" en una especie de jazz arqueológico.
Por está razón el trabajo lo titule "Castillos devastados de cosas no resueltas" es como crear un concepto  dinámico, una interpretación siempre cambiante y a la vez concreta porque la pieza no tiene intención de ser cinética. Construir un Castillo con los ladrillos del azar.
Iré montando en paralelo las fotos que dan pie a las "tablas" y por supuesto las tablas además de otras reflexiones.