miércoles, 26 de noviembre de 2014

La última vez que vi al bardo



La última vez que lo vi estaba sentado en un banco en la plaza, parecía profundamente abstraído mirando sin mirar la gente en su distraída cotidianidad. Cuando le toque el hombro pude darme cuenta que lloraba, ingentes cantidades de lagrimas corrían por su rostro. Le pregunté por qué lloraba y me respondió tajante con un brillo en los ojos – Porque el mundo es hermoso y triste al mismo tiempo. En ese momento quise llorar también y no pude, y pensé este es un verdadero hombre, uno que sepa llorar por todos los hombres es un hombre de verdad, me encogí, me sentí diminuto.
Algo en mi corazón me decía que no lo volvería a ver, había algo de definitivo en el aire, una sensación de suspenso como cuando vez una taza de café al borde de la mesa y piensas – se va a caer. Los recuerdos de una intensa juventud se venían en tropel a mi mente, sentía algo de fiebre y me parecía que mis pensamientos se aproximaban con velocidad a un precipicio, al límite de la sensación, al límite de sentir algo que no sé que es pero que tiene algo de familiar, de tristeza olvidada.
Fuimos como hermanos, quizás más, éramos amigos. Solíamos encontrarnos en el bar del boulevard y de ahí luego de unos tragos decidíamos que hacer, nunca un plan, siempre un anti plan. Nos montábamos en el carro e hipnotizados por las amarillas luces de la ciudad, íbamos gritando canciones de libertad y pescando a cualquier amigo que se encontrara en el lugar. A veces si andábamos bien animados buscábamos los instrumentos a pilas (tremendos juguetes) y nos íbamos a tocar a la playa hasta que amaneciera. Como quisiera haber grabado esas locas sesiones, que en sus momentos más intensos me daba la impresión de estar dando un concierto para duendes, miraba para atrás y no veía a nadie.
A veces terminábamos en casa de mi mejor amiga que vivía con otro gran amigo y con una botella de ron en la mesa recitábamos a nuestros muertos, a nuestros poetas favoritos. Y pasábamos por Rimbaud, Poe, Bukowsky (este nos encantaba especialmente a esas horas por sus versos borrachos), Cortazar, Ramos Sucre, Neruda, al chino Valera y si la noche se ponía enigmática sacaba mis libros de Blake… cuando estábamos bien borrachos poníamos Sui Generis y cantábamos hasta que tocaban la puerta los vecinos.
Su madre lo odiaba (y lo amaba), trato de matarlo en un par de oportunidades por lo que ostentaba una curiosa marca en su delgado rostro que daba par a su mirada perdida. Tocábamos en su casa hasta que nos botaba y finalmente me lo encomendaba, curiosamente a pesar de que la palabra “no” casi nunca descansaba en mi boca. Siempre un guiño en sus ojos me hacía temblar, era una mujer de unos cincuenta y tantos que mantenía una belleza propia del mediterráneo que presumiblemente puso loco a todos los hombres a su alrededor en su momento de claro esplendor. Hoy tenía una sonrisa encantadora que compraba todo lo que se robaba el tiempo, y una risa loca.
Eran días de mucha cordura, no nos importaba casi nada, con unas monedas en el bolsillo hacíamos lo que queríamos, no necesitábamos más. Yo con mis posters de las bandas de rockanrol, los cassettes piratas y mi telescopio, él con la guitarra, un pincel y mucha locura en la cabeza. La suerte nos perseguía, un día soñé que me metía en una pirámide enclaustrada en una habitación de 10x10 y al día siguiente pegué un triple de la lotería. Celebramos y terminamos en un bar de prostitutas invitándoles tragos y riéndonos, pidiéndoles consejos de amor.
Luego en una noche sin luna termine en la casa de unos buenos amigos y conocí a una chica con la que estuve enamorado un buen tiempo, le escribía versos en su vientre desnudo e imaginaba que su sexo era mi casa. Esto nos separo por un tiempo, cuando lo vi de nuevo había empeñado los instrumentos para poder huir de su casa, y de su madre. Me moleste muchísimo y luego de una acalorada discusión cerré mi puño para impactar su rostro, pero no pude, sus ojos no tenían nada de bribón, solo de soledad.

viernes, 31 de octubre de 2014

La ciudad fantasma





Una semana larga, de noches de trabajo y madrugadas de rutina me pusieron en un estado letargo, con dificultad me mantenía en todos mis sentidos y una sensación de extrañeza me invadía. Una cerveza al final de la tarde del viernes terminó por extenuarme y dejarme recostado en el sofá viendo de manera hipnótica el techo de la sala.
Un sopor me levantó de sobresalto, una anormal sudoración empapaba mi camisa y mi rostro. Una iluminación extraña entraba por la ventana, ya llegada la noche esta era la única fuente de luz en la sala. De un ocre pastoso esta luz se pegaba a mi piel dejándola ver fría y enferma, un húmedo estremecimiento me recorrió toda la espalda. Para no pensar en esta situación me puse la chaqueta que apenas llegado a casa deje al lado del mueble y salí a la calle.
La calle lejos de darme la tranquilidad de lo acostumbrado se mostraba conocida pero extraña, los colores, las formas parecían las habituales pero ligeramente diferentes, lo que me inquietaba algo más de lo que sentía en casa. Sombras de personas parecían ser más sólidas que sus cuerpos reales. Esta luz ámbar de los postes de luz patéticamente penetraba los cuerpos en la avenida.
Lo mas aterrorizante era la oscura vitalidad de los edificios de mi cuadra, sus portales mostraban expresiones que iban desde la sonrisa torcida a un lamentable rostro de dolor. La luz interna un poco más brillante que la opaca versión del exterior parecía pesada, se derramaba sobre el piso como si fuese de un líquido espeso. Lloraban o reían, era espantoso.
Ya en la plaza los borrachos vendedores de estampas y cuadros de Jesús se colocan en sus lugares de abandono. Ya no venden nada pero ostentan su mercancía como un mantra del absurdo, que hace juego con los ojos vidriosos que los acompañan. Parecieran estar bebiendo pero con esa rara sensación de que la droga no hace falta, ya están en otro lugar, es la botella la que da la acción y no a la inversa.
Unos pasos mas allá me encuentro en un oscuro parque que ostenta una extraña naturaleza, este me lleva al patio trasero de una casa por donde me asome desde una pequeña ventana. Lo que vi me produjo un inaudible grito, una opípara cena, sus comensales vestidos elegantemente pero a la usanza antigua, sobre la mesa desordenando los lujosos cubiertos y platos un par de musculosos perros negros observaban amenazantes a los participantes de la cena. Con horror en los ojos abandoné la escena con miedo de que me hubiesen escuchado.

lunes, 29 de septiembre de 2014

La Libertad del Bardo




Pasos y pasos por la ciudad, veo mis zapatos y pienso en el poema que leí hoy tratando de darle sentido a lo que veo. ¿Cómo interpretar mis pasos como míos? ¿Estoy aquí o en ese poema en mi mente? He llegado a la parada, me siento y cierro los ojos. En la oscuridad me veo, siento mi inmensidad y mi incomprensión por mis piernas aumenta, existo más allá de ellas, ver esto es mi libertad.
Nuevos anuncios económicos en la t.v. pública y viendo a un presidente hablando me hace pensar en que siempre son ellos contra nosotros, ellos son el estado, lo estático, nosotros la sociedad, lo dinámico destinados a esa eterna dialéctica. Pienso en la imagen de medio cuerpo con un micrófono entre manos y rápidamente lo transformo en un borroneo del rostro, imagino que esta imagen esta en la prensa, imagino que recorto esta imagen, la raspo con una moneda y le quito el rostro, este es el rostro de todos los rostros de nuestros carceleros, de los estandartes de lo estático. Pienso que esa imagen mental es mi libertad y lo imagino con un rostro montado de Mickey Mouse pero pudiera ser cualquier nimiedad porque ellos en sí mismo no existen solo son una representación del poder, para poder existir en él a él se deben.
Entro en el metro en hora pico (hora en que todos salen, la misma para que los prisioneros nos acostumbremos a nuestras cadenas), todas las caras, todos los olores se me hacen abstractos, los desnudo en mi mente y pienso que no somos tan hermosos o atractivos como creemos, pero es una manera honesta de apreciar nuestra belleza, no somos los cánones que nos venden, desnudarlos en mi mente me libera de esta ficción, de la tentación de creer que podemos ser la propaganda de cerveza o cigarro o peor aún la de alguna aseguradora. Los veo agotados y mal apretados en sus ropas y me imagino corriendo desnudo por los cacaotales de Sepe; pensarme así es mi libertad.
¿Cómo interpretar nuestra realidad? ¿Cómo entender nuestro presente? ¿Es real o es otra jugada más de la alienación de darnos algo que suene cierto para tranquilizar nuestro ego, darle confianza en que puede ser algo limitado como un concepto? La alienación es el sistema que nos permite expresarnos, existimos fuera de él pero para existir debemos actuar y para ello nos servimos del sistema. Nos persigue la alienación como la sombra caprichosa de Peter Pan o quizás es al revés, esa materialización es nuestra ficción y nosotros somos la sombra que danza alrededor de la idea de nosotros y lo que imagina los demás que somos. Esta parece ser nuestra cárcel más férrea, escapar de lo que los otros piensan de nosotros puede dejar a cualquier mago fuera de acción. Esa es la verdadera prisión, los otros.
Converso con un amigo de los peligros de lo estático y me dice que no me preocupe que vamos caminando, que estamos en un proceso, y con esto me señala la otra prisión de los bardos: la esperanza de la movilidad de la sociedad. De ser esto cierto no hubiese expresiones como estamos en 2014 y todavía pasa…, podremos estar en el 2099 y tendremos los mismos problemas de 1400 porque la solución, la felicidad, el problema, la meta no esta afuera eres tú; pensarme una persona, saberme ajeno a la sociedad es mi libertad.
Primera hora en la oficina y no estoy, nunca estoy en mi mente, me pregunto donde andaré, quizás un cometa nos impacte y ya no tenga que pensar al respecto… Y aparece la imagen de ese cometa estrellándose sobre mi ciudad arrasando con una nube de fuego y ceniza toda evidencia de civilización. Se quemará la tierra y comenzara todo de nuevo, pensar en esa destrucción es mi libertad.

Jorge Mitzuro Da Silva Hernández.

miércoles, 21 de mayo de 2014

Crónica Poetica / Arqueología de lo cotidiano




CRÓNICA POETICA
Arqueología de lo cotidiano








Autor: Jorge Mitzuro Da Silva Hernández














Caracas, abril de 2014



Introducción
La idea de esta investigación es establecer analogías entre los métodos utilizados por los artistas contemporáneos y la ciencia arqueológica con la finalidad de establecer un método claro para poetizar los objetos comunes de nuestra realidad y de una manera efectiva poder reflexionar en el sistema de alienación en que vivimos, no para resolverlo sino para poder pensarlo diferente a nosotros.

I parte

Esta ponencia es una revisión del problema de la alienación del hombre en los objetos que lo rodean a la luz de una sociedad de consumo avanzada llena de objetos. Para ello se hace una comparación de los procedimientos de coleccionar objetos en el arte pop de Warhol comparados con las técnicas arqueológicas para relacionar al objeto con el hombre que los usa sin referirse a este directamente.
Para esto nos servimos del concepto esgrimido por Umberto Eco como “Obra Abierta”. En la misma obra está el código mismo de la obra y del mundo que pretende denunciar, porque quiere comunicarse con los otros, con la sociedad, debe por tanto utilizar un lenguaje común a un público. Además hay que añadir que no se puede crear de cosas que no se conocen, debes partir de algo, formar en consecuencia con una sustancia que exista, reelaborar el mundo a partir del mismo mundo; construye edificios con las piedras de los edificios demolidos porque eso es lo que se tiene.
Esta forma de la obra abierta es análoga en la lógica de formar la estructura de la realidad, pero lo que busca es ponerla en evidencia, permitirnos pensar en ella como revela Eco
“Sin embargo, una forma se reduce a un sistema de relaciones precisamente para revelar la generalidad y la transponibilidad de este sistema de relaciones, es decir, precisamente para mostrar en el mismo objeto aislado la presencia de una <> que lo hace común a otros objetos”[1]
De cierta manera como lo que busca la obra abierta es evidenciar el sistema de relaciones alienantes entre los objetos y el hombre, un sistema que se nos hace esquivo observar por el mismo hecho de que la estructura es el mundo mismo y no podemos separar la metáfora del mundo del mundo mismo. Los procedimientos en el arte buscan justamente revelar este sistema de relaciones reordenando la misma estructura del mundo para con esta nueva visión de lo viejo y acostumbrado poder notar la diferencia de nosotros y la estructura. No podemos separar nuestra visión de nosotros en el mundo porque estamos alienados en el mundo para poder existir, necesitamos de las herramientas y del trabajo de nuestras acciones para ser, no resolver el conflicto porque esto nos llevaría a la no acción a la no existencia, sino denunciar la estructura para que el usuario perciba la diferencia entre él y el objeto de alienación, que puede ser tan amplio como la misma estructura.
         
II parte

Como una comprobación del procedimiento de cargar de contenido a los objetos con nuestros valores y una manera de expresar el sistema de relaciones mediante la colección de objetos de la cotidianidad, se hizo un estudio de algunos bodegones y la capacidad de cargar de contenidos o de ser contenidos que reflejan el sistema de alienación.
A continuación vamos a tomar un ejemplo para revisar la historia del bodegón o naturaleza muerta, lo que desde el punto de vista de esta investigación se verá como la historia de la alienación de los objetos en el transcurso de la historia del bodegón o naturaleza muerta. La pintura ha denunciado a través de los bodegones el problema de la alienación de los objetos, se ha interesado particularmente en el estudio de las capacidades de cargarse de contenido los objetos que están a nuestro alrededor, cargando de contenido, conceptos, metáforas del mundo donde vive y especialmente de sus crisis desde el mismo inicio del género como sujeto de estudio. Esto con la finalidad de ver en el pasado del bodegón una revisión del problema de la alienación de los objetos en nosotros y viceversa.
“Un hermoso ejemplo es su Flores en un tronco (…) Como en las pinturas de Marseus, se observa una oscura maleza, raigambres marchitas con ramas nudosas, superficies con musgo a cuyos lados descansan piedras y hongos. Alrededor de este quieto pantano se entrelazan flores de todos los tipo, rosas, lirios, correhuelas, como emanando de sí una luminosidad fosforescente. Insectos y gusanos, anfibios tales como las serpientes, sapos y pequeñas lagartijas, luchan en parte entre sí, en parte por destruir los vegetales. A la izquierda un sapo y una pequeña serpiente inician el duelo, a la derecha un sapo vomita fuego (!) – un resplandor rojo brota de sus fauces – procura mantener en jaque una lagartija. Frente a este mundo casi muerto de vegetales, minerales y criptógamas, de plantas sin retoños, las brillantes flores se proyectan como un elemento vital: ellas son, en el sentido de la enseñanza sagrada, el símbolo de la pureza de María, de las virtudes cristianas o del don del Espíritu Santo. A ellas se suma la mariposa la cual se posa sobre un capullo de lirio aún cerrado, proponiendo, sin duda, una insinuación simbólica de la concepción sin pecado de María. Desde el medioevo tardío, el lirio había sedo un atributo de la Madre de Dios. El resto de los insectos posee significaciones negativas. El saltamontes que salta de la rama marchita hacia la rosa roja para destruirla, al igual que el escarabajo de la rama de encima, debajo del borde superior, deben ser vistos como una alusión al pasaje de los Samos, 105,34: <>”[2]

Pensemos en caso anteriormente descrito de la lagartija como representación del mal y pensamos en su imagen antagónica la de la Virgen María representada por las flores, los lirios, pensemos ahora en que pasaría si alternáramos los significados de los objetos de la representación, ¿podemos identificar a la Virgen María con la lagartija echando fuego? Cuando menos es difícil de pensar, ahora pensemos en el ejemplo contrario: ¿podemos identificar al lirio con una mariposa posada en la encarnación simbólica del mal? Esta comprobación nos hace pensar que si bien los objetos se pueden transformar en símbolos por su inercia, por su vacío de contenido, de intención,  también es cierto que no pueden ser cualquier significado sin un proceso de aclaratoria de “esto significa el mal porque…”, su relación natural tiene una tendencia, un marco de familiaridad, de lo esperado.
¿Cuál es la capa original? Nos cargamos y nos alienamos del mundo, pero por debajo estamos nosotros en nuestro vacío que no es la no existencia sino un vacío de posibilidad, de proyección infinita, de la misma manera cargamos de contenido a los objetos, los alienamos, los poseemos para lograr una finalidad, un objetivo, y sin embargo esté objeto también tiene una capa original, un vacío de posibilidades, él en sí mismo es todas las cosas posibles que se puedan hacer con él y todas las cosas no posibles de no uso, esas también suceden en el vacío de su capa original, vacío (*) de posibilidad.
(*) cuando hablamos de vacío nos referimos a los conceptos expresados en  Franҫoise Cheng: Vacío y plenitud. 2005. Madrid. Editorial Siruela p. 48 “el vacío, en el pensamiento chino, tiene un carácter dinámico, puesto que está ligado a la idea de aliento. Este, que se divide y encarna en todas las cosas, produce a su vez la idea de un proceso que tiende al mismo tiempo hacia la transformación continua y hacia la unidad originaria”
Estas capas, las capas de contenido, capas de conocimientos, capas de cultura, capas de normas también forman parte de la estructura y tienen sentido cuando se leen en la totalidad del mundo, solo se tiene una visión de la obra cuando se toman en cuenta la visión de todas las capas, cuando se tiene la experiencia, es entonces cuando se tiene la comprensión total. Y parece que mientras más explicas, mientras más se detalla la capa, el objeto, el fenómeno percibido se hace más ambiguo. 

III parte

A raíz de las vanguardias del siglo XX se propusieron numerosos métodos para abordar el problema de las formas en el arte, entre ellos se puede enumerar el de la colección, reunir numerosos objetos de la vida  diaria en diferentes configuraciones y medios. Entre estos ejemplos podemos encontrar las botellas de Coca-Cola de Andy Warhol que sin tener una intención directa de relacionar metodologías se podría establecer sin mucha dificultad paralelismos en los procedimientos y en la realización de obras como esta de una ciencia como la Arqueología.
Específicamente en el caso de Andy Warhol se puede encontrar un punto de acuerdo con la estética de su generación y del movimiento pop de Estados Unidos, debido a que es reconocido por los usuarios de su generación como generador de códigos vigentes y que abordó el problema de una manera muy efectiva, que se refiere a realidades y principios morales compartidos, que se le puede aplicar un análisis con una visión arqueológica a sus métodos e indagaciones, para reconocer en ellos metodologías análogas a las científicas relacionadas con la arqueología.
La obra que nos interesa por reflejar con más precisión el espíritu de la investigación son las “Capsulas del tiempo”, piezas que consistían en guardar objetos de su cotidianidad en cajas, fechándolas o poniéndole títulos. En estas cajas sistemáticamente guardaba agrupaban todo tipo de objetos que pudieran estar relacionados entre sí o no, su relación unificadora era el mismo Warhol, su relación con el hombre de su tiempo, sus objetos de deseo, vigentes durante el tiempo en que estas cajas estaban abiertas, luego simplemente las cerraba, realizó 612 de estas “Time Capsules” hasta su muerte en febrero de 1987.
Estas Time Capsules son revisadas a la luz de varias citas tomadas del manual de arqueología para comprobar que son similares los procedimientos que puede realizar un artista a los de un arqueólogo al estudiar una civilización de la cual no tiene sino los datos de la cultura material, y que debe por tanto inferir partiendo del vacío del desconocimiento por la distancia del tiempo, recrear, enlazar, establecer, tener una experiencia de la vida de las relaciones de los objetos, que son la metáfora de otro tiempo, aparecida en el nuestro.
La materia prima de construcción de ambas disciplinas es la misma, son esos objetos que forman recuerdo, que forman parte del imaginario colectivo, los que conforman los arquetipos colectivos de Jung, ese lugar de encuentro de la sociedad que es el objeto, pero no exactamente el objeto en sí mismo, sino su concepto, su recuerdo, su dibujo mental, con esto construyen la visión, reconstruyen la visión de la estructura de un tiempo dado, reconstruyen las relaciones que forman parte de la forma abierta de la estructura, porque la estructura no es solo los objetos sino también sus relaciones.
El concepto que vamos a comparar con la metodología de Warhol es el de los objetos de estudio de ambas disciplinas, si revisamos el tipo de documentos que interesan a ambos investigadores encontraremos muchas similitudes, veamos el manual:
“Arqueología (…) se ocupa de los monumentos de naturaleza no literaria y estudia las civilizaciones valiéndose de una documentación monumental”[3]
“What you should do is get a box for a month, and drop everything in it and at the end of the month lock it up. Then date it and send it over to Jersey. You should try to keep track of it, but if you can´t and you lose it, that´s fine, because it´s one less thing to think about, another load off your mind… I started off myself with trunks and the odd pieces of furniture, but then I went around shopping for something better and now I just drop everything into the same-size brown cardboard boxes.”[4]
Todo lo que Warhol incluye en la caja tiene la función de ser un documento, su valor es referencial, son objetos que por sí mismos no tienen un valor muy relevante pero cuando se lleva como elemento metaforizado de la sociedad y el hombre que lo vive adquieren otra dimensión, adquieren forma de pieza de un infinito rompecabezas, elemento configurador de la realidad, porque no es el valor económico el que le lleva a guardar un comic de Dick Tracy o un recorte de prensa de un violento asesinato es por el hecho de que es algo que pasa todo el tiempo, que forma parte de la vida, como Marilyn, como Coca-Cola, es su capacidad de formar una parte de la imagen de la estructura de la sociedad, una pieza más que devela otro trozo más de la gran tela de la realidad.
“La catalogación de los hallazgos arqueológicos es muy importante, y debe efectuarse con todos aquellos objetos que presenten una fisionomía precisa o tengan una identidad propia”[5]
Con esto se puede hablar acerca de los objetos que son más concretos en la medida en que pertenecen al imaginario colectivo con más fuerza.

IV parte

No somos nuestros objetos, no somos el reloj en la muñeca, el traje que vestimos, el carro que nos transporta, el trabajo que ejecutamos para recibir nuestro cheque, no somos el cheque, no somos el apartamento que tenemos ni el que deseamos, no somos el restaurante pobre o lujoso en el que almorzamos, no somos el perfume que nos rociamos, ni la gente que está a nuestro alrededor, ni las palabras con que lo reconozcan a uno, y sin embargo es muy natural pensarlo, es muy fácil mimetizarse con la estructura, porque está de cierta manera diseñada para que sea así, el carro está diseñado para que sea lo más parecido a nuestro pensamiento, que sea lo más ergonómico el asiento, el traje se diseña para que caiga en su forma más grácil sobre nosotros y que no se diferencie de nosotros, la estructura se diseña con el máximo de eficiencia al alcance.
Este es el problema que ataca muy eficientemente René Magritte con su pintura titulada “Esto no es una pipa” que representa una clásica pipa de madera para fumar tabaco simplemente colocada en un espacio anónimo con la inscripción en letra caligráfica Ceci n´est pas une pipe lo que significa en español Esto no es una pipa, acá podemos evidenciar con mucha precisión el problema de la estructura, de la alienación de los objetos, del vacío de la estructura, claramente cualquier usuario podrá identificar que lo representado es una pipa sin lugar a dudas, la respuesta será invariable y sin embargo también es evidente que eso no es la pipa sino una referencia, es la estructura que habla de la pipa.
De esta manera los mensajes estéticos cumplen una función terapéutica reparadora de hacer evidente la no diferencia del sujeto de la estructura, mediante lo paradójico, mediante lo inesperado, cuando sucede de un esperado sujeto un acto inesperado, un acto de locura que permita pensar en el absurdo de la estructura en un momento dado y reconocer que la estructura no es el sujeto, que la estructura no es el mundo, la estructura es un medio de comunicación entre el sujeto y el mundo.
Ese es el gran reto de la poética, no resolver ningún problema sino mostrar el vacío del mundo, el vacío del hombre, el vacío de la metáfora, el vacío original de la fecundidad, del espacio de las posibilidades, mediante la operación de reconfigurar la red de relaciones del mundo generando la paradora se dibuja el límite, la unidad de nuestra identidad, nuestra unidad con el mundo y con la estructura.


[1] Umberto Eco: Obra Abierta, III, 3ª. Edición. 1990. Barcelona España, Editorial Ariel S.A., p. 41
[2]Norbert Schneider Naturaleza Muerta. Colonia. 1992.  Editorial Benedik Taschen  p. 106
[3] F. Perinetti Introducción a la Arqueología. 1975. España, Editorial Labor S.A. p. 109
[4] The Warhol: Time Capsule 21 http://www.warhol.org/tc21/main.html
[5] F. Perinetti Introducción a la Arqueología. 1975. España. Editorial Labor S. A. p. 109