La mujer, la niña, la madre (el padre), una ventana, el reloj despertador y la fragilidad/fortaleza de una esencia: lo femenino.
No en vano se identifica a lo femenino con una flor. Su belleza radica en lo etéreo de su momento, de su existencia. Frágil y fuerte, fuerte y frágil dualidad que es siempre presente en los ojos de las mujeres que he conocido. Capaz de llevar el peso del mundo en sus hombros y con la misma capacidad llorar por el la hacen los seres más especiales en mi vida.
Este es un pequeño homenaje de muchos.
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