A todos nos
toca alguna vez en la vida una visita a las ciudades en la luna, así fue
decretado desde su colonización como método para mantener una permanente
relación con la isla flotante que nos rodea; esta vez me toco a mí. Un
maravilloso viaje en cohete hasta la sonrisa celeste no puede ser cosa ligera,
de poco impacto, sentir con cada conteo regresivo una emoción en el corazón que
calienta como el cohete a punto de despegar, es algo para inventar palabras.
En la luna hay
dos ciudades una en el cara brillante llamada “Luma” donde se ubican todas las
personas dedicadas a la subsistencia de la Luna y otra en la zona oscura
llamada “Ego” donde están los científicos estudiando el espacio y la Tierra.
Los visitantes somos alojados en Luma, no hay hoteles pero la hospitalidad
lunenze es insuperable, me quede en casa de una familia estupenda que me
llenaron de preguntas sobre la Tierra y muy agradables atenciones comenzando
con una estupenda cena a la luz de la Tierra en unas terraza con techo
transparente muy comunes en Luma.
La
arquitectura es cuando menos sorprendente, debido a la falta de gravedad caprichosas
formas se levantan sobre la faz de su orbe. Las casas por nombrar de alguna
manera estas edificaciones misteriosas eran como suspiros multicolores, eran
estructuras maleables que permitían a sus habitantes cambiar sus paredes
simplemente modelándolas con las manos, empujando y desplazando adecuan el
espacio de acuerdo a sus necesidades oportunamente. Todas ellas están
interconectadas por una red de túneles de maravilla, transparentes en algunos
lugares y de colores en otros que van de manera superficial. Estos contienen bicicletas
para desplazarse colocadas en rieles para evitar que el vehículo salga por el
aire.
El carácter
natural del lunenze es meditativo y protocolar, como no hay fricción que
disminuya tu accionar hay que pensar bien cada movimiento para evitar un duro
golpe, esto es aplicado en todos sus ámbitos, tanto en lo social como en lo
económico. Por esto sus servicios políticos como embajadores extraterrestres
siempre son apreciados por su imparcialidad y espíritu cauto. Ego con mucha
frecuencia es utilizada como base de reuniones para resolver conflictos entre
los países y comunidades en la Tierra, además porque que la vista de la Luna
hacia la Tierra hace notar la falta de fronteras dibujadas en su superficie.
La agricultura
es modesta pero muy rica en variedad, Luma ha sido utilizada como un banco
terráqueo de todas las semillas recogidas por los investigadores de la Tierra
en una especie de barca de Noé, además
de conservar un extenso y muy completo archivo del adn de las especies vivas y
extintas. No suelen haber grandes festines de comidas pero la alimentación es
pública y gratuita servida a toda hora en grandes salones comunes entre las
casas, todos contribuyen con algo de su preparación y sin distinción son
colocadas entre grandes mesones.
En los últimos
días de mi estadía trabe amistad con una hermosa lunenze, su piel era brillante
de un tono perlado y con unos gigantescos ojos verdes que curiosos me
estudiaban me paralizaba sin poder hacer más que sonreír. Hablábamos con
frecuencia de los paisajes de la Tierra y me escuchaba con una impresionante
atención, luego yo le preguntaba por su familia y costumbres lunares mientras
nos tomábamos un exquisito té sentados en la terraza espacial de su casa. Me
sorprendió mucho que no manejaran en Luma ni en Ego el concepto de familia como
algo nuclear, para ellos la familia son todos y todas las cosas.